dimarts, 21 de maig del 2013


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una utopía

¡Bienvenidos a la sociedad meritocrática, del consumismo, del capitalismo materializado en globalización!

No os asustéis. No pretendo que esto sea un manifiesto para todas aquellas y todos aquellos que creen en un cambio social. No voy a hacer juicios de valor de todas las personas que creen en este sistema – hundido, que no funciona, que está enfermo.-  No pretendo tampoco encandilar a nadie sobre la Teoría de la Unidad Universal de Charles Fourier; aquella utopía de la armonía pasional. No quiero colorear la vida de blanco marfil ni llevar esta reflexión al súmmum del amor libre.
Simplemente me cargo de fuerzas para amalgamar y moldear diferentes elementos que – según lo que tengo en mente – resultaran esperanzadores para seguir así, trabajando y luchando por algo tan abstracto pero tan tangible como la vida: una vida de riquezas, de luz, de lágrimas, de amores, de viajes, de libros, de sueños y de pobreza.
Pobreza voluntaria. Pobreza inducida. Maneras de clasificar el ser pobre.
Como postula Fourier, también a mi me gustaría creer en una economía de cooperativas autogestionadas, donde el salario quedara abolido, en una gestión de los beneficios igualitaria fruto de la participación colectiva… Vivir en un Mundo dónde no haya restricciones, por tanto, sin envidias ni escasez.
Es cierto que el ideólogo socialista fue considerado un hombre ambicioso, ya que sus intenciones de transformar la sociedad y el individuo eran retos inimaginables. Pero confío en que no iba tan mal encaminado. ¿Por qué no leemos estas utopías en la escuela? ¿Por qué no se carga a los jóvenes de fuerza para que sepan integrar de manera armoniosa a la diversidad humana?  ¿Por qué no se vive para la erradicación de la pobreza y la explotación laboral, sexual…? ¿Por qué no se practica aquello qué es justo y qué no, en cambio de dedicarnos a predicar el ayudar al pobre?

Desde hace décadas esta tiranía del mercado ha alzado la voz, más que nunca. Y con un grito alto y claro que decía: ¡desarrollo y crecimiento!. Es así como el mercado mundial ha ido manipulando, tejiendo estrategias segregadoras, alzando el dinero a  máximo exponente social. A través de un crecimiento y desarrollismo a un precio bien caro. Y todo esto ha sucedido con la población presente. ¿Por qué cerramos los ojos ante tal ocupación de nuestro tiempo, de nuestros recursos, de nuestra vida? Nos convertimos en hormigas obreras de este mundo industrializado. Y es este mundo industrializado que ha desprovisto al ser humano de sus recursos naturales, del conocimiento de la tierra, de la capacidad de ver, contemplar la vida y el nacimiento de aquello por lo que apostó.
Cómo dice Ivan Illich, la pobreza se mercantiliza, el mercado moderniza la pobreza.
Este mecanismo de modernización de la pobreza, como hace referencia el texto inicial, ha ido substituyendo la pobreza de recursos por esta pobreza de dinero.
Es aquí donde el hombre, la población, en tanto que hemos dejado de tener control sobre los recursos, el sistema monetario nos empobrece. Sucede y en este periodo que estamos sufriendo,  la población pierde el poder del control del dinero. Es así entonces como el dinero, el capital – y también aquellos que lo dominan-  de vez en cuando construyen estrategias para camuflar esta pobreza social, moderna.  La diluyen a base de créditos, de rescates, de nuevas jerarquías institucionales… al fin y al cabo, la población ya ha caído en este saco de pobreza moderna globalizada.  Un saco con agujeros. Por los que se escapan aquellos y aquellos que no sobreviven al claro ejemplo de la materialización del capitalismo voraz.
Podríamos decir que esta patología es estudiada por economistas, sociólogos/as, filósofos/as, políticos/as, educadores/as, psicólogos/as… y cada terapeuta aporta su fórmula magistral para achacar los golpes de este tándem Pobreza  y globalización – bacteria y antígeno-. Aún no se ha hallado la más efectiva para deconstruir este entramado global y volver a construirlo. ¡Pero hombres y mujeres, ante una espera desesperanzadora, reflexionemos sobre nuestra libertad, nuestro ser y nuestro poder y riqueza humana!


V.