Una página
un lugar
un instante
un regalo
una utopía
¡Bienvenidos a la sociedad meritocrática, del consumismo, del capitalismo
materializado en globalización!
No os asustéis. No pretendo que esto
sea un manifiesto para todas aquellas y todos aquellos que creen en un cambio
social. No voy a hacer juicios de valor de todas las personas que creen en este
sistema – hundido, que no funciona, que está enfermo.- No pretendo tampoco encandilar a nadie sobre
la Teoría de la Unidad Universal de
Charles Fourier; aquella utopía de la armonía pasional. No quiero colorear la
vida de blanco marfil ni llevar esta reflexión al súmmum del amor libre.
Simplemente me cargo de fuerzas para
amalgamar y moldear diferentes elementos que – según lo que tengo en mente –
resultaran esperanzadores para seguir así, trabajando y luchando por algo tan
abstracto pero tan tangible como la vida: una vida de riquezas, de luz, de
lágrimas, de amores, de viajes, de libros, de sueños y de pobreza.
Pobreza voluntaria. Pobreza inducida.
Maneras de clasificar el ser pobre.
Como postula Fourier, también a mi me
gustaría creer en una economía de cooperativas autogestionadas, donde el
salario quedara abolido, en una gestión de los beneficios igualitaria fruto de
la participación colectiva… Vivir en un Mundo dónde no haya restricciones, por
tanto, sin envidias ni escasez.
Es cierto que el ideólogo socialista
fue considerado un hombre ambicioso, ya que sus intenciones de transformar la
sociedad y el individuo eran retos inimaginables. Pero confío en que no iba tan
mal encaminado. ¿Por qué no leemos estas utopías en la escuela? ¿Por qué no se
carga a los jóvenes de fuerza para que sepan integrar de manera armoniosa a la
diversidad humana? ¿Por qué no se vive
para la erradicación de la pobreza y la explotación laboral, sexual…? ¿Por qué
no se practica aquello qué es justo y qué no, en cambio de dedicarnos a
predicar el ayudar al pobre?
Desde hace décadas esta tiranía del
mercado ha alzado la voz, más que nunca. Y con un grito alto y claro que decía:
¡desarrollo y crecimiento!. Es así como el mercado mundial ha ido manipulando,
tejiendo estrategias segregadoras, alzando el dinero a máximo exponente social. A través de un
crecimiento y desarrollismo a un precio bien caro. Y todo esto ha sucedido con
la población presente. ¿Por qué cerramos los ojos ante tal ocupación de nuestro
tiempo, de nuestros recursos, de nuestra vida? Nos convertimos en hormigas
obreras de este mundo industrializado. Y es este mundo industrializado que ha
desprovisto al ser humano de sus recursos naturales, del conocimiento de la tierra,
de la capacidad de ver, contemplar la vida y el nacimiento de aquello por lo
que apostó.
Cómo dice Ivan Illich, la pobreza se
mercantiliza, el mercado moderniza la
pobreza.
Este mecanismo de modernización de la
pobreza, como hace referencia el texto inicial, ha ido substituyendo la pobreza
de recursos por esta pobreza de dinero.
Es aquí donde el hombre, la
población, en tanto que hemos dejado de tener control sobre los recursos, el
sistema monetario nos empobrece. Sucede y en este periodo que estamos
sufriendo, la población pierde el poder
del control del dinero. Es así entonces como el dinero, el capital – y también
aquellos que lo dominan- de vez en
cuando construyen estrategias para camuflar esta pobreza social, moderna. La diluyen a base de créditos, de rescates, de
nuevas jerarquías institucionales… al fin y al cabo, la población ya ha caído
en este saco de pobreza moderna globalizada. Un saco con agujeros. Por los que se escapan
aquellos y aquellos que no sobreviven al claro ejemplo de la materialización
del capitalismo voraz.
Podríamos decir que esta patología es estudiada por
economistas, sociólogos/as, filósofos/as, políticos/as, educadores/as,
psicólogos/as… y cada terapeuta
aporta su fórmula magistral para achacar los golpes de este tándem Pobreza y globalización – bacteria y antígeno-. Aún
no se ha hallado la más efectiva para deconstruir este entramado global y
volver a construirlo. ¡Pero hombres y mujeres, ante una espera
desesperanzadora, reflexionemos sobre nuestra libertad, nuestro ser y nuestro
poder y riqueza humana!
V.